¿No sería justo votar por candidato que representa sus intereses?
César A. Luque F.
03/05/10
El próximo 30 de mayo los colombianos tendremos la posibilidad de elegir la pareja que ha se ocupar durante los siguientes cuatro años el cargo más importante del Ejecutivo, la Presidencia de la República. Son nueve duplas las que se han presentado a la disputa electoral. En estas líneas me ocupare de reflexionar sobre los candidatos de las dos más importantes hasta ahora.
Juan Manuel Santos y Angelino Garzón son los candidatos de la “U”, partido al que no le auguro futuro, ya que está cohesionado alrededor de la burocracia, no de ideología alguna. Allí hay liberales como Rodrigo Rivera, el propio Santos, Armando Benedetti, ex comunistas como Angelino Garzón, conservadores como Milton Rodríguez, de Cambio Radical como Roy Barreras, todos adoradores, no de la Seguridad Democrática, sino de la Seguridad Burocrática. Propone el candidato seguir con todas las políticas de Uribe, del que fuera ministro de Defensa, sin que hasta ahora haya respondido por más de 2 mil “falsos positivos”, o mejor, asesinatos, impulsados por la política de recompensas implantado por el Ministerio de Defensa.
Cualquiera podría pensar que si Santos pregona continuidad, es porque los programas del actual gobierno son muy buenos para el país, pero no. Este gobierno se destaca por desempleo, corrupción, clientelismo, desaparecidos, desplazados, desigualdades, menos salud, menos educación de calidad, menos oportunidades, asesinatos de sindicalistas, lideres populares, chuzadas del DAS, el Agro Robo Seguro y mucho más, entonces nadie debería votar para que haya continuidad en estas políticas. Son precarias las propuestas de Santos, dan lastima, como daría lastima si el país elige a ese miembro de la familia Santos, dueña de medios encabezados por El Tiempo, los que han servido para como los aguacates, “madurar al candidato a punta de periódico”, el mismo que sirvió para llevar a la vicepresidencia a su primo, Francisco, hoy acusado por Jorge 40 de proponerle a Carlos Castaño la creación del Bloque Capital, ese que ha matado y sigue matando aquí.
Por cierto el pasado 21 de abril ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, Salvatore Mancuso acusó a Juan Manuel Santos de reunirse con Castaño pidiendo ayuda para derrocar a Ernesto Samper, el que de manera amplia ha corroborado que Santos si intentó derrocarlo. Es que Santos no se ha caracterizado en su vida pública precisamente por su lealtad, fue ministro de Comercio de César Gaviria, de quien fue el último Designado, así como fue Ministro de Hacienda de Andrés Pastrana al que ahora critica por el despeje del Caguan, ese que él mismo propuso, como fue antiuribista, pero después fue su acompañante en el gobierno. Colombia merece algo más que un tipo que se solaza y se vanagloria de ordenar la muerte de otros colombianos en territorio extranjero. La pena de muerte está prohibida.
Es a decir de Santos, imbécil el que piense que si él no es elegido no volverán al país los artistas, esos a cuyos conciertos van pocos, los que pueden pagar boletas arriba de $100.000 la barata, o que no habrá más inversión extranjera, cuando aquí lo que hay se la compra de empresas nacionales por extranjeros, los que llegan a explotar salvajemente a los trabajadores. Esa propaganda es desafortunada, por no decir intimidatoria, buscando miedo, mintiendo, como miente cuando dice que Angelino es el Lula colombiano, cuando apenas es un traidor a la causa obrera, carente de propuestas políticas serias, que no van más allá de los TLC que apoya, su conocimiento es tan profundo como el de Santos que ayer decía el pasaje del Transmilenio está en $1400. Llegó J.J. Rendón a la campaña de Santos. Ahora sí mostrara la catadura el candidato.
Pero la propuesta del Partido Verde no se diferencia mucho, si no es porque sus miembros ejercen la política de manera decente, cuando hoy se hace de manera delictiva. En lo económico en cambio si es igual. No se puede olvidar que como alcalde Mockus privatizó la Empresa de Energía Eléctrica, hecho que hoy nos hace pagar tarifas altas, pero además propone cosas desvirtuadas en el siglo XVIII, como que los empresarios no compren maquinas y den empleo, o que los trabajadores que tienen derechos renuncien a ellos a favor de los que no tienen, como los que trabajan por Cooperativas de Trabajo Asociado, estando conforme con la reforma laboral de Uribe, porque ya los trabajadores se acostumbraron a la perdida. Su desconocimiento en algunos temas es preocupante para un candidato presidencial, como cuando sostuvo que extraditaría a Uribe y Santos, y luego dijo haberse equivocado, como lo hizo cuando dijo que admiraba a Chávez, para luego decir que lo respetaba. Es que para él equivocarse es una ventaja, cuando es un defecto grave para el cargo.
Cuando le preguntaron si sus políticas son de izquierda o de derecha, el dice que como carga una argolla que tiene hilos que van de derecha a izquierda, da lo mismo, por lo que unas veces hace cosas de la derecha y otras de izquierda. En un momento en donde se requiere claridad ideológica, que permita deducir que hará el gobernante. No da lo mismo adelante que atrás. Ya anunció la venta de Ecopetrol en un 15%, ignorando que es la más productiva de las empresas del Estado y aporta casi el 10% del presupuesto nacional. También señaló, con su socio político y próximo candidato a la alcaldía de Bogotá, Peñalosa que el metro no será financiado por su gobierno. Mal indicio para la capital, ya que no debemos olvidar en todas las grandes ciudades del mundo lo tienen, y les sirve y no se han equivocado, sin embargo aquí si se sostiene que el Transmilenio es la solución, habrá que preguntar a sus usuarios.
La pareja Mockus – Fajardo no acepta que en Colombia hay un conflicto armado, concepción que desde ya es un obstáculo para buscar una solución negociada. Sobre el narcotráfico nada dice y en cuando a la ley sostiene una formula por decirlo menos, ridícula. Que la ley no diga, publíquese y ejecútese, sino además explíquese y entonces si cúmplase, en un país que entre 1991 y el 2010 se han promulgado más de 1380 leyes. Ni lo abogados las conocemos todas. Parece que vamos a pasar del mandatario según José Obdulio de inteligencia superior a otro con conceptos rebuscados sin aplicación práctica, que los analistas elevan a alta política. Su estrategia es típicamente sofista como decía Aristóteles. Apoya los TLC, que si entran en vigencia arruinaran al país, y apoya las bases militares gringas en Colombia.
Y para cerrar. La formula presidencial que pregona en todo lado su alta ética, parece olvidarla. Pasada la consulta hicieron una rueda de presa los candidatos verdes incluido Mockus y dijeron que no recibirían 3.500 millones de pesos que el Estado les debía dar por reposición de votos. Al día siguiente titulares de prensa resaltaban su gesto, que hicieron eco de lo dicho por Peñalosa, que con el dinero que ellos no recibían podían hacer un colegio. ¡Que bueno!. Eso no es cierto, ese dinero no tenían porque recibirlo, no hubo “infinita bondad”, sino que la ley establece que el dinero no usado en la campaña no es reembolsable. Entonces como los verdes no usaron ese dinero no lo podían pedir, pero no rectificaron. Eso no es ético. Juzguen ustedes.
[1] Charlatán que pasa por intelectual debido a su refinamiento en sus argumentos