INTRODUCCIÓN
La ignorancia es la madre de todos los crímenes
Se puede decir que antes que se diera, lo que hemos conocido como el descubrimiento, había dos mundos, el de la Edad Antigua y la Edad Media integrado por Europa, Asía y África, y el americano integrado por civilizaciones como la Inca, los Mayas, los Aztecas, los Chibchas, entre otras, mundo que se conoció oficialmente a partir de ese hecho. No es como muchos sostienen, que un mundo civilizado, el europeo, descubrió a uno salvaje, el americano, sino que dos mundos se conocieron, y a partir de entonces, uno ha venido a aportando al otro y viceversa.
Antes del descubrimiento, o invasión como hoy algunos lo denominamos, los del Viejo Continente, los europeos, no conocían alimentos como la papa, que luego les serviría para salir de varias hambrunas, o el maíz, con el que enriquecieron su gastronomía, mientras nuestras civilizaciones no conocían el caballo, que luego serviría como medio de transporte, ni la vaca que nos daría leche para enriquecer nuestra alimentación, ni tampoco el perro, que se convertiría en muchos casos, en un nuevo miembro de la familia. Así se puede decir, de manera optimista, que esos mundos se complementaron, aunque como lo veremos más adelante, uno, el más fuerte, el más violento, el que estaba ávido de riquezas, se impuso por la fuerza al otro. Los europeos llegados a América, en la siguiente etapa de nuestra historia, la conquista, sometieron a los nativos, los mataron, para quedarse con sus riquezas, imponiendo también muchas costumbres, esas que hoy ya son nuestras, como el idioma, la religión, y otras muchas más. Será cuando analicemos esa etapa que nos ocuparemos del tema.
El descubrimiento de América por los europeos, responde al desarrollo del conocimiento, de la ciencia, del pensamiento, esos que durante la Edad Media habían estado ocultos, habían sido rechazados, rechazo que en gran medida se había dado por la gran influencia que tenía la Iglesia Católica, que pregonaba era dogmas de fe, no razonamientos a partir del saber. Fue precisamente ese saber el que permitió que geógrafos, navegantes, intentaran empresas como la que inició Cristóbal Colón, que buscaba para la corona española una ruta que les permitiera ir a la India, en busca de especias y otros productos por entonces comercializados, cuando la ruta conocida había sido interrumpida. Es a la India donde se dirigió, pero sin saberlo llegó a tierra del Nuevo Continente, ese al que se le darían luego el nombre de América.
Habiendo llegado a un sitio donde Colón creía estaba era la India, le dio ese apelativo a nuestro continente, las Indias Occidentales, quedando bautizados los que aquí vivía denominados indios, apelativo que no cambió después que se bautizara la tierra descubierta. Así como muchas cosas que se han hecho en la ciencia, buscando una cosa se halla otra. Buscando la India se llegó a América, como empezó a denominarse a partir de 1538, después que la corona española nos considerara Reinos de Indias. Entonces los nacidos en este continente pasamos a llamarnos americanos, todos, no como han intentado monopolizar el gentilicio los Estados Unidos, que son ellos americanos, como si los demás no hubiéramos nacido también en América.
Antes de la llegada de los españoles el continente, se llamaba Abya Yala en lengua kuna, que significaba tierra en plena madurez, o Cem Ānáhuac en lengua azteca, que significaba, tierra rodeada de agua. Ese es el continente que hoy es el segundo más poblado después de Asia, siendo la población de América el 12% de la mundial, que vivimos en una extensión de 42.000.000 Kms2 en 35 países, un estado libre asociado y 25 dependencias, contando actualmente con una población aproximada a 900 millones de habitantes, donde hablamos especialmente castellano o como comúnmente se le llama, español, inglés y portugués, dedicándonos a las labores del campo, la minería, la industria y el comercio, y mucho menos a actividades de tipo intelectual, causa de mucho de nuestro atraso, respecto del resto del mundo.
Del proceso de cómo los europeos llegaron a América es que nos ocuparemos a continuación, empezando por mostrar en que situación se encontraba España, o como se llamaba entonces las Españas, por estar compuesta de varios reinos, y en que condiciones se dieron los viajes del almirante Cristóbal Colón, oficialmente nuestro descubridor, quien se fue a la tumba sin saber que había descubierto otro continente, ya que para él había era llegado a otra parte de Asia, todo esto como preámbulo para lo que será el siguiente tema, la conquista, ese periodo nefasto de nuestra historia en el que fueron sometidos los habitantes originarios por los invasores.
En este capítulo nos ocuparemos de España, los viajes de Cristóbal Colón, y los viajes de otros viajeros, que también tuvieron mucha importancia, de sus rencillas y peleas por la riqueza de los originarios habitantes de este continente, que no las consideraban como tales, sino como elementos para la vida, para el culto al agua, la tierra, el sol o la luna, deidades que adoraban entonces, conscientes de la importancia de ellas en la vida de cada uno. La llegada de los españoles a nuestra tierra, marcó la transformación total, el cambio de vida, la imposición de modos de vida que no conocían los que entonces vivían aquí. De eso nos ocuparemos de manera superficial, invitándolos a ahondar, en tan rica etapa de nuestra historia, que nos marcó de manera definitiva, para bien o para mal, dependiendo la visión de cada cual.
César A. Luque F.
LA ESPAÑA QUE NOS DESCRUBIÓ
No siempre España es como hoy, es decir, un país unitario, con problemas de autonomías, especialmente en lo que tiene que ver con el llamado país Vasco, pero al fin y al cabo un país. Cuando se dio el descubrimiento, gran parte de su territorio había estado ocupado por los moros o musulmanes, quienes precisamente a inicios del año 1492 fueron expulsados definitivamente de la península ibérica, sitio de donde partieron los que habrían de llegar a nuestro continente, no de primeros, ya que antes otros europeos, los vikingos habían estado aquí sin construir una relación entre ellos y los nativos de esta tierra.
En esa tierra, la población estaba integrada por lo que hoy es Portugal y España, sitio donde llegaron los primeros hombres hace unos 35.000 años. Ese territorio luego fue objeto de varias invasiones por diferentes civilizaciones como celtas[1], fenicios, cartaginenses, griegos, habiendo parte del Imperio Romano desde el 200 a. C. hasta su caída, para pasar en el siglo V a ser un reino, el que entonces fue invadido por los moros, sarracenos o musulmanes, desde el norte de África en el 711, para permanecer allí durante 781 años. Los invasores fueron aproximadamente unos 200.000, los que sin embargo, no pudieron llegar a invadir la zona montañosa del norte, donde los originarios siguieron ejerciendo su poder.
Los invasores entonces le dieron a la península el nombre de Al Andalus, cuando gobernaba el general Tarq, empezando la otra invasión, la cultural sobre incluso las islas griegas, el Asia Menor y parte de la costa oeste de África. Para capital del poder moro un califa musulmán independiente del poder de Damasco, Abderramán, que había llegado al poder tras derrotar a los Omeyas, fundó el emirato de Córdoba. En los gobiernos de Abderramán I y Abderramán II se desarrolló el pensamiento musulmán en la península, creando por ejemplo, la primera universidad de Europa.
La llegada de Abderramán III al poder significó la terminación del emirato para remplazarlo por un califato, uniendo poder político con poder religioso. El sitio de residencia del califa se estableció en Madinat al – Zahra. El califato cayó en el 1031, por el mal manejo que le dio el califa Hisham II, dándose después de su muerte una división entre sus herederos en reinos o taifas, destacándose el de Granada, fundado en el 1238 y que a la postre sería el reino donde más estuvieron los moros, mientras los otros reinos fueron los católicos de Asturias, León, Navarra, Portugal, Castilla y Aragón.
Durante la Edad Media el pensamiento imperante era el católico, donde sobresalían era los dogmas de fe, mientras que el pensamiento musulmán tenía claro que una cosa era la fe y otra la ciencia, división que permitió muchos avances, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros tiempos, fruto del descubrimiento. Así nuestra arquitectura, idioma, y costumbres en la vida cotidiana tienen algunos rasgos árabes, incluso algunos cargos vigentes tienen origen musulmán, como el alcalde, el albacea o el alguacil.
De herencia musulmana también son algunas figuras comerciales como el almacén, quilate, arroba, quintal, mientras que en materia de oficios son de origen árabe las palabras alfarero, albañil, y objetos como las alcantarillas. Productos de la naturaleza como albaricoque, alcachofa, acelga, naranja y limón también son de origen musulmán, como lo son aljibes y albercas.
En nuestro vocabulario existen más de cuatro mil vocablos de origen árabe, todos reconocidos en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, entre ellos: aceite, almohada, alfombra, arroz, aduana, aceituna, acelga, adobe, adoquín, ajedrez, ajonjolí, Alá, alacena, alacrán, alambique, albricias, alcabala, alcahuete, alcancía, alcaraván, alcaparra, alcoba, alcohol, alicate, arrecife, ayatolá, azabache, azote, azulejo, babucha, baño, barrio, balde, café, chaleco, chisme, chivo, chupa, diván, destartalado, escabeche, embarazar, faquir, fulano, guarismo, gabán, hola, harén, hachís, hazaña, hasta, Islam, jinete, jirafa, judía, jota, joroba, jabalí, lima, latón, laúd, mazmorra, mameluco, maquila, matraca, mamola, mezquino, momia, mona, mudéjar, nácar, nuca, ojalá, olé, paraíso, quiosco, recua, res, robo, rehén, rubia, ronda, rincón, sandía, serafín, sultán, sorbete, tabique, taza, tambor, talco, tarima, tarea, tamarindo, valija, zanahoria, zabila, zoquete, entre muchos otros.
Los médicos musulmanes lograron desarrollos importantes, como impedir la propagación de epidemias, tras aislar a los pacientes de las otras personas. En el álgebra también hicieron avances, como en la construcción de acueductos, y hasta en proyectos en que tierras áridas fueron convertidas en oasis, donde luego se sembraban alimentos.
Pero la invasión no fue pacífica, contra ella se levantaron los nativos de la región en un proceso de reconquista, que buscaron varios medios para expulsarlos. La primera victoria en la lucha fue la Batalla de Covadonga en el año 718, que se logró tras la sublevación de Don Pelayo, rey del pueblo de los astures, que se enfrentó a los invasores después que lo hubieran tenido preso. En Asturias los enfrentó logrando ampliar el reino tras tomarse la ciudad de Lisboa en el 798, hoy capital de Portugal. Ese reino tuvo como monarca a Alfonso III, quien para evitar enfrentamientos entre sus herederos dividió el territorio y a cada uno le dio un territorio, quedando dividido ese reino en León, Castilla y Galicia, y luego el reino de Pamplona, que después sería Navarra, además de Aragón y los condados catalanes, incluida Barcelona, la que se unió finalmente a Aragón.
En el proceso de reconquista, en el año 1249 el reino de Portugal logró recuperar Algarve, mientras Castilla y León dominaron la zona central entre los ríos Duero y Tajo. Catalanes y aragoneses alcanzaron dominio sobre el mar Mediterráneo. De esa forma los moros quedaron reducidos al reino de Granada en el sur de la península, quedando al final de la Edad Media existían integrada la península por los reinos católicos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, además del musulmán Granada.
En el año de 1469 el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón selló la unión de sus reinos. Para atacar a los moros se creó cerca de Granada una ciudad cristiana, la de Santa Fe, donde fueron ubicadas tropas. En inferioridad de condiciones los moros ofrecieron rendirse, entregando armas y fortificaciones a cambio de respetarles propiedades y religión, pudiendo irse a África. El 2 de enero de 1492, año del Descubrimiento de América, Granada se rindió. El rey moro Boabdil entregó las llaves de la ciudad a Fernando diciendo: “Tuyas son, oh rey, pues que Alá así lo ha dispuesto; usa tu triunfo con clemencia y moderación”. Tras la reconquista de la península los reyes Isabel y Fernando fueron declarados Reyes Católicos por el papa Alejandro VI.
La reconquista no conllevó la expulsión de los moros. Muchos siguieron viviendo en varios reinos, siendo conocidos como mudéjares, dedicados al agro. También muchos judíos que se quedaron viviendo en la península, dedicándose a artesanías y el comercio, además de ser prestamistas. Los moros que se quedaron viviendo en la península debían convertirse al catolicismo, so pena de ser expulsados. El encargado de vigilar que los moros se convirtieran fue el cardenal Cisneros en 1499. En 1502 fue expedida la llamada ley Pragmática, por la que se estableció legalmente que el moro que no se convirtiera debía ser expulsado. Muchos se convirtieron al catolicismo, pero siguieron practicando su culto de manera clandestina.
TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO DE LA INQUISICIÓN
Debido a que muchos cristianos conversos seguían practicando secretamente su culto, se pensó en crear un sistema represivo que hiciera cumplir con los dogmas católicos, por lo que se creó en 1478 en la península la Inquisición o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Su tarea era mantener la ortodoxia católica, sin que esa institución fuera nueva, ya que en Europa había sido creada en el siglo XII. En Francia, por ejemplo, se creó en 1184, instituciones dominadas por la jerarquía eclesiástica dedicadas a la persecución de aquellos que socavaran las creencias religiosas católicas. La Inquisición española por el contrario quedó bajo el control de la monarquía gobernante, teniendo sólo competencia para juzgar a los cristianos bautizados, aunque en la práctica la competencia se fue extendiendo a todos los que vivían bajo el mandato del rey.
Así en la península, donde no se dio la Reforma si se dio la contrarreforma. La reforma era fue el movimiento liderado por pensadores, religiosos y políticos que intentaron en el siglo XVI hacer un cambio profundo en la Iglesia Católica en Europa Occidental, conocido después como de la Reforma Protestante, que buscaba revitalizar a la Iglesia.
La reforma que fue liderada por el sacerdote católico agustino Martín Lutero, se inició en Alemania, criticando acciones de la Iglesia como la venta de indulgencias (documento que eximia al alma del que daba el dinero de pasar por el purgatorio) para la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, la corrupción reinante en la Iglesia o la predica del Evangelio en un idioma distinto al de los feligreses, por lo que él tradujo La Biblia al alemán. El otro gran exponente de la Reforma fue Juan Calvino.
Para Lutero la venta de indulgencias no era una acción válida, sino que era una verdadera estafa y un engaño sobre la salvación. En protesta por esa práctica, Lutero en 1517 puso en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, donde exponía sus doctrinas sobre la forma de salvar las almas a partir de la fe, y no del pago. Ese fue el inicio de la Reforma que dio lugar al nacimiento del protestantismo. También predicaba que todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ordenación y que los sacramentos no debían ser tantos. Por eso y más, Lutero fue declarado por el Papa como hereje, siendo excomulgado.
En el año 1521 el emperador Carlos I de España convocó una Dieta de Worms o Asamblea de autoridades, invitando a participar en ella a Lutero, quien allí explicó sus posturas doctrinarias, sin convencer a la nobleza. Por el contrario la nobleza juró lealtad y fidelidad a los principios de la Iglesia Católica, momento a partir del cual la dinastía de los Habsburgo, reyes de España, se declararon abiertos defensores de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica convocó en 1545 el Concilio de Trento, el que duraría casi 17 años, interrumpidos varias veces, cita ecuménica a la que no concurrieron los protestantes, aunque Lutero había propuesto un concilio en 1518, creándose así la disidencia de la Iglesia.
Por todo lo que pasaba en el resto de Europa, es que en la península fue creada la Inquisición, para no permitir la división al interior de la Iglesia Católica, calificando a cualquiera que pusiera en entredicho las acciones de la iglesia de hereje. Contra ellos lo único que se debía hacer, era someterlos al castigo, no importando los métodos, pudiendo llegar hasta la tortura. De esa forma se buscaba la unidad religiosa, y de paso debilitar a la oposición política a los gobernantes. Así eran atacados los judíos conversos, y los musulmanes que se habían quedado en los reinos. También por este medio se financiaba el tesoro del reino, por la confiscación de bienes.
Creado el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en el reino de Castilla por Isabel, tuvo el 1º de noviembre de 1478 la aprobación del papa Sixto IV a través de la bula[2] Exigit sinceras devotionis affectus, por la que se le dio la competencia a los reyes para nombrar sus miembros. El 27 de septiembre de 1480 fueron nombrados como miembros de la Inquisición Miguel de Morillo y Juan de San Martín, para investigar en la diócesis de Sevilla y Córdoba, siendo su primer acto de fe, el del 6 de febrero de 1481, cuando fueron quemadas seis personas acusadas de ser herejes. Quien pronunció el sermón en la quema fue Alonso de Hojeda. Expulsados los moros se crearon más tribunales, los de: Ávila, Córdoba, Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid. Por presión de Fernando de Aragón el papa Sixto IV nombró por la bula del 17 de octubre de 1483 a Tomás de Torquemada como inquisidor general de Aragón, Valencia y Cataluña, sin lugar a dudas el más abyecto personaje de la Inquisición, por su maldad y saña contra sus víctimas.
En las ciudades del reino de Aragón se dio una dura resistencia a la Inquisición, hasta que fue asesinado en Zaragoza del inquisidor Pedro Arbués el 15 de septiembre de 1485, hecho este que hizo a la gente cambiar de opinión, dedicándose entonces la Inquisición a perseguir a los conversos. Entre 1480 y 1530 según Henry Kamen la Inquisición ejecutó unas 2.000 personas, la gran mayoría de los cuales eran judíos conversos. El 31 de marzo de 1492 apenas Granada fue liberada de los moros, los Reyes Católicos promulgaron el Decreto de la Alhambra por el que ordenaron la expulsión de los judíos de todos los reinos, teniendo plazo para ello hasta el 31 de julio, teniendo como la única forma de impedir su expulsión, bautizarse por lo católico. En caso de irse de la península podían llevarse sus bienes, menos oro, plata y dinero. El último proceso de la Inquisición fue contra el judío converso Manuel Santiago Vivar, el que se dio en Córdoba en el año de 1818.
Otra actividad que adelantó la Inquisición, además de quemar a los herejes, fue la elaboración de índices[3] en 1551, 1559, 1583, 1612, 1632 y 1640. El caso más importante de un juicio contra un escritor religioso, humanista además, de origen converso, fue el de Fray Luis de León, quien estuvo en prisión por cuatro años (1572 – 1576) por traducir el Cantar de los cantares[4] directamente del hebreo. En últimas la Inquisición puso sus ojos en diferentes sectores, los judío – conversos, los protestantes y los moriscos, que eran los conversos del Islam, los que bajo el reinado de Felipe III el 4 de abril de 1609 fueron expulsados todos, proceso que se extendió hasta 1614. Entre 1560 y 1700 fueron procesados 49.092 personas por la Inquisición.
Para ver la importancia de la Inquisición, el único funcionario que tenía competencia en todos los reinos de la península y aún de los virreinatos en América, era el Inquisidor General, designado por el rey, designación que de todas formas debía ser aprobada por el papa. En 1478 fue creado el Consejo de la Suprema y General Inquisición integrado por seis miembros nombrados por el rey, presidida por el Inquisidor General, siendo dependientes de esta estructura de poder los diferentes tribunales de la Inquisición. En 1608 Felipe III estableció que los inquisidores debían ser conocedores de las leyes.
Cuando en España se desarrolló la ilustración, la Inquisición empezó a perder importancia, cuando algunos intelectuales fueron llevados a juicio, como Jovellanos en 1796, quien le había hecho ver a Carlos IV que los tribunales inquisitoriales no eran eficientes. La Inquisición también se ocupó de impedir la llegada a España de los aires de la Revolución Francesa (1789), siendo prohibida en el reinado de José I “Pepe botellas” (1808 – 1812), tras la invasión francesa a España liderada por su hermano Napoleón, siendo restaurada por Fernando VII el 1º de julio de 1814 tras recuperar el trono, siendo nuevamente abolida en el Trienio liberal (1820 – 1823), pero luego nuevamente instaurada, hasta su eliminación definitiva el 15 de julio de 1834 por un real decreto firmado por María Cristina de Borbón.
A través de sus estudios, el historiador Ricardo García Cárcel ha calculado que en toda su historia, la Inquisición procesó a unas 150.000 personas, de las que entre unas 3.000 y 5.000 fueron ejecutadas.
Cuando se puede pensar que la Inquisición es cosa del pasado, en pleno siglo XX el papa Pablo VI, el mismo que visitó Colombia en 1968 en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966 – 1970), en 1965 reorganizó el Santo Oficio bajo el nombre de Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, que es un cuerpo colegiado del Vaticano, encargado de custodiar que se cumpla la doctrina católica en la Iglesia, corporación ratificada en la Constitución Apostólica sobre la Curia Romana promulgada por el papa Juan Pablo II el 28 de junio de 1988, norma a través se le suprimió la denominación de Sagrada como una forma de no recordar con su presencia la Inquisición. Este órgano del Vaticano fue presidido desde 1981 por el cardenal Joseph Ratzinger, hasta abril de 2005 cuando fue elegido Papa y adoptó el nombre de Benedicto XVI.
Entre los hombres de ciencia y de las letras que fueron victimas de la Santa Inquisición estuvieron el filósofo Giordano Bruno, ejecutado en 1600, Galileo Galilei condenado a prisión perpetúa en su domicilio en 1633 y Reginald Pole, último arzobispo católico de Canterbury.
Entre las formas de tortura que uso la Inquisición estaban la de la flauta del alborotador, que era un collar que se iba cerrando alrededor del cuello de víctima, aplastando la carne y los huesos; la dama de hierro que era una especie de molde del cuerpo de una personas en cuyo interior tenía púas, para ubicar al torturado en su interior, con lo que las púas se le clavaban en su cuerpo; la cuna de Judas que era una pirámide de madera o hierro sobre la que se alzaba a la víctima, y una vez arriba se le dejaba caer, desgarrando el ano o la vagina; el aplastacabezas instrumento que les rompía la mandíbula, haciendo brechas en el cráneo; la sierra que consistía en colgar al torturado boca abajo cortándolo por la mitad con una sierra afilada, forma de ejecución a la que eran sometidos los homosexuales; la pera oral, rectal o vaginal era una especie de pera al revés que terminaba en una llave de bronce, con un tornillo, que era introducido a la víctima en la boca, el ano o la vagina abriéndose a partir de girar el tornillo desgarrando el interior de cualquier cavidad.
DESCUBRIMIENTO. AMÉRICA COMPLETA EL MUNDO OCCIDENTAL
Hoy es aceptado que a América llegaron viajeros de otras latitudes mucho antes que los españoles en 1492, sin embargo, es su llegada la que se conoce como el Descubrimiento de América, cuando el viaje de Cristóbal Colón llegó el 12 de octubre a suelo americano, después de haber zarpado del Puerto de Palos el 3 de agosto, para buscar una ruta que los llevara a la India, que les permitiera llevar a suelo español lo que allí producían. Este viaje lo inició Colón liderando una flotilla de tres naves.
Pero ese episodio que parece muy simple, de un viajero que salió de España y llegó a lo que después se llamaría América, es el punto culminante de un entramado bastante complejo, que puede decirse, empezó cuando Colón nació en Italia en 1451, y que llegó 26 años después a Portugal, fruto de que en el barco donde iba fue incendiado en un combate naval, teniendo que llegar nadando a la costa portuguesa cerca de Sagres, flotando prendido de un remo. En ese país duró diez años, donde aprendió sobre mares, rutas comerciales, llegando a navegar desde allí hasta Guinea y luego España, donde pondría todo su esfuerzo a buscar financiación para ir en pos de una ruta hacía la India, de donde se traían muchos productos, como especias.
A España llegó al puerto de Cádiz, pasando luego al monasterio franciscano de Santa María de la Rábida, sitio que se convirtió en su casa. Por primera vez el 20 de enero de 1486 fue recibido por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en Alcalá de Henares (Madrid), donde les pudo presentar un proyecto de viaje, que pasó a ser valorada por una junta de expertos, la que finalmente no lo favorecería en su concepto. Sin embargo, algunos religiosos si confiaron en sus cálculos, así como algunos cortesanos. Mientras esperaba el apoyo de los Reyes Católicos, se tuvo que dedicar a otros menesteres para granjearse su subsistencia, como pintar mapas que después vendía a los navegantes y hasta ser mercader de libros.
Finalmente por el apoyo de los religiosos, especialmente el fray Juan Pérez el 17 de abril de 1492 firmó Colón con los Reyes Católicos, las Capitulaciones de Santafé, un contrato en el que se establecieron las condiciones en que haría el viaje, sus derechos, y cuales los de los reyes por financiarlo. Así su persistencia se vio recompensada, a partir de los conocimientos que tenía sobre navegación, que le permitieron convencer a quienes detentaban el poder de que con su viaje obtendría beneficios para la corona.
EL PRIMER VIAJE DE COLÓN. DESCUBRE UN NUEVO MUNDO
Para el primer viaje se usaron tres embarcaciones, cuyos nombres eran La Pinta, La Niña y la Santa María. El presupuesto para el viaje era de unos dos millones de maravedises. En el viaje participaron entre 90 y 100 hombres, reclutados por los hermanos Martín Alonso y Vicente Yáñez Pinzón, los que participaron en el viaje, junto a su otro hermano, Francisco Martín Pinzón.
El 3 de agosto de 1492 partió la excursión de Palos, puerto que a partir de 1642 paso a llamarse Palos de la Frontera, conocido de manera equivocada como Palos de Moguer, sitio que nunca ha existido, pero que en variados textos de historia se reseña como el lugar de donde partieron los viajeros. El primer puerto a donde llegaron fue a las Islas Canarias, donde el timón de La Pinta fue sometido a arreglos. De Canarias partieron el 6 de septiembre rumbo al oeste, buscando llegar a la India, más exactamente a Cipango que consideraba Colón estaba a unas 700 leguas[5]. Colón conciente de que posiblemente no llegarían a tierra a 700 leguas decidió llevar dos cuentas del recorrido, una secreta que era verdadera y otra pública o falsa, en la que contaría menos para que la tripulación no se inquietara si no conseguía llegar a tierra. El 16 de septiembre llegaron al mar de los Sargazos, para el 6 de octubre superar las 700 leguas, cosa que inquietó al comandante.
En la noche del 6 de octubre se produjo el primer motín, que estuvo a cargo de los marineros de La Santa María. Los hermanos Pinzón pudieron sofocar el inconformismo. La noche del 9 el inconformismo se amplia a todos los tripulantes, por lo que llegaron un acuerdo con Colón, para navegar tres días más, tiempo al final del cual si no llegaban a tierra, regresarían a España. Así el viaje estuvo a punto de fracasar. En la madrugada del 12 de octubre, cuando se estaba cumpliendo el término, el marinero Rodrigo de Triana lanzó el grito tan esperado, tierra, tierra. Ese día desembarcaron al parecer en la Isla Guanahaní, después conocida como Watling, nombre que llevó hasta 1925, cuando fue rebautizada con el nombre de San Salvador para exaltar el sitio donde desembarcaron Colón y sus hombres por primera vez en territorio americano. Sin embargo, en 1986 la National Geographic Society sostuvo que donde llegó Colón en 1492 fue a Cayo Samaná, y no a la isla Watling[6].
El viaje continuó. El 28 de octubre llegaron a Cuba, a la que denominó Juana en honor a Juan, el hijo de los Reyes Católicos. El 21 de noviembre se apartó de la flota la embarcación de Martín Alonso Pinzón. El 6 de diciembre llegaron a La Española. El 24 de diciembre encalló la Santa María, siendo auxiliados sus tripulantes por el cacique de la zona, Guacanagarí con quien construyeron el fuerte de la Navidad, donde fueron dejados 39 viajeros, comandados por Diego de Arana. El 6 de enero se encontraron otra vez con Martín Alonso Pinzón, para navegar hasta la costa de Samaná. El 16 de enero de 1493 el almirante dio la orden de regresar.
El viaje de regreso fue tranquilo hasta que llegaron a la zona de las Azores, donde tuvieron que soportar una fuerte tormenta entre el 12 y el 15 de febrero. Por eso la Pinta tuvo que separarse del almirante, arribando a Bayona (Pontevedra). Una nueva tormenta el 4 de marzo obligó a Colón a desembarcar en Portugal, para finalmente llegar a Palos el 15 de marzo al mando de la Niña. Pocas horas después hizo su arribó Martín Alonso Pinzón, muy enfermo al mando de la Pinta, muriendo el 31 de marzo de 1493 a los 52 años.
SEGUNDO VIAJE DE COLÓN. YA EL CAMINO ESTABA ABIERTO
Después de haber recibido honores por su primer viaje, Cristóbal Colón de nuevo zarpó el 25 de septiembre de 1493. Salió de Cádiz comandando 17 navíos, en los que iban 1.200 hombres, entre los que estaban su hermano Diego Colón, el geógrafo, navegante y cartógrafo Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, así como Juan Ponce de León, exploradores, y fray Bernardo Boil religioso que iba a cargo de otros religiosos que iban en el viaje, además de artesanos, mecánicos y hasta mineros. En ese viaje llevaron ganado, que sería el primero en llegar al nuevo continente, sin saber que había descubierto otro continente, ya que Colón pensaba que nuevamente iba a la India.
Habiendo superado las islas Canarias la flotilla tomó rumbo al sur, mucho más que en el primer viaje, llegando a las pequeñas Antillas, las que el almirante denominó la entrada de las Indias. Tras descubrir lo que hoy es Puerto Rico, isla que los nativos llamaban Borinquen, y que Colón bautizó San Juan Bautista, dirigiéndose a Fuerte Navidad, ese que habían hecho con la madera que quedó de la nave Santa María en la isla La Española. Al llegar al sitio se dio cuenta que el fuerte había sido destruido, mientras los españoles que allí se habían quedado estaban muertos.
Fundó la Isabela en honor a la reina Isabel, que algunos consideran la primera ciudad de América, en territorio de lo que hoy es Republica Dominicana. Luego recurrió la costa sur de la Juana, descubriendo Jamaica. En su viaje encontró varias islas a las que les fue dando nombres como Dominica, Marigalante, Guadalupe, Monserrat, Santa Cruz e Islas Vírgenes entre otros. El 2 de febrero de 1494 una flotilla de doce naves regresó a España lideradas por Antonio Torres, regresando a final de año con una carta de los Reyes Católicos en la que le pedían a Colón que regresara para establecer la línea de demarcación estipulada en el Tratado de Tordesillas con Portugal, encontrando al almirante bastante enfermo y sin ganas de responderle a los reyes por el desorden que se había apoderado de la colonia, que incluía los primeros asesinatos contra los indios, hechos en que murieron varios españoles.
En la Isabela fueron tomados cientos y cientos de indios como esclavos, siendo enviados a Castilla algunos. En ese tiempo llegó a las islas el hermano de Colón, Bartolomé comandando tres naves, a quien nombró como su segundo en el gobierno allí establecido, enfrentándose de manera sangrienta a los indios del cacique Guatiguaná. Entonces Ojeda logró mediante engaños capturar a Caonabo, cacique al que se culpaba de la muerte de los viajeros del Fuerte Navidad. Un año duró encadenado antes de ser llevado a Castilla.
Tras asesinar muchos indios, a los vivos les impuso el almirante caros impuestos o tributos, los que debían pagar en oro, lo que obligaba a muchos a dejar sus actividades agrícolas, para dedicarse a la minería, lo que causó muchas muertes por hambre. Algunos prefirieron suicidarse. En apenas dos años una tercera parte de la población originaria de las islas murió.
Con este viaje se comenzó a poblar la isla La Española, hoy Haití y República Dominicana. A partir de este viaje les llegaron quejas sobre el comportamiento de Colón a los Reyes Católicos, quienes nombraron a Juan de Aguado, visitador, para que verificara lo que pasaba en la nueva colonia, y tras su llegada a territorio descubierto, Colón decidió regresar, para defenderse en la Corte. El 11 de junio de 1496 llegó a Cádiz, después de haber zarpado de la Isabela el 10 de marzo, dejando a Bartolomé encargado del gobierno.
TERCER VIAJE. DESCUBRIMIENTO Y EXTERMINIO CONTINUARON
Habiendo ya pasados varios años de la llegada, según Colón a las Indias, la organización del tercer viaje fue difícil, ya que no había tripulantes que quisieran viajar. Para este viaje se autorizó a Colón para contratar dentro de la tripulación a delincuentes, a los que los reyes perdonaban sus crímenes, salvo casos graves, a cambio de embarcarse en la nueva travesía. La nueva excursión estuvo integrada por seis navíos, que transportaban a 226 hombres. Dejó esta flota Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498.
De las seis embarcaciones, tres se dirigieron directamente a La Española, mientras Colón con las otras tres (Santa María de Guía, Vaqueños y el Correo) seguía al sur, llegando a Cabo Verde en África. En ese viaje, cuando escaseaba el agua potable descubrieron la isla de Trinidad, pudiendo divisar la isla Margarita, para llegar finalmente el 20 de agosto a la capital de las Indias, Santo Domingo. A su llegaba pudo ver que los españoles que estaban allí se habían sublevado, por lo que en octubre de 1498 Colón ordenó que la embarcación el Correo regresara a España, en la que envió un informe a los reyes sobre lo que estaba pasando, pidiendo que fueran enviados sacerdotes y un juez para poder imponer la autoridad.
Quien había impulsado la sublevación fue el alcalde mayor Francisco Roldán, con quien finalmente capituló el almirante, buscando sofocar el inconformismo. El 15 de octubre llegó a la zona de las islas una excursión que comandaba Alonso de Ojeda, con Juan de la Cosa y Américo Vespucio llegando a Trinidad y descubriendo un sitio denominado Brasil, por la explotación del palo brasil. Ojeda regreso a Castilla lleno de esclavos que había casado en las islas como si fueran animales.
Por las atribulaciones que se estaban dando en la colonia, los Reyes Católicos destituyeron a Colón, por lo que el 23 de agosto de 1500 llegó a Santo Domingo, Francisco de Bobadilla para ejecutar la orden y hacer cumplir las órdenes reales, empezando por detener a Diego Colón que intentaba colgar a unos cinco españoles acusados de rebeldía, siendo luego detenido el propio almirante, y su otro hermano, Bartolomé, siendo incluso hasta encadenados. Su detención llenó de amargura a Colón, quien en una carta a una amiga, Juana de la Torre mostró su inconformidad con el trato que recibía de la corona, cuando él había descubierto nuevas tierras para la realeza. Detenidos los tres hermanos Colón fueron conducidos a Castilla, llegando a puerto el 20 de noviembre de 1500. Los Reyes Católicos en Granada dieron orden de que dejaran libres a los Colón, enviándole dos mil ducados para que se pudiera presentar de manera digna a la corte, ya que sus bienes le habían sido incautados por Bobadilla.
Después que los Reyes Católicos lo hubieran recibido, le restituyeron sus bienes, pero no su cargo de gobernador de La Española. Este trato sin embargo no desesperanzó al almirante que ocupó su tiempo escribiendo y haciendo mapas sobre lo importante de las tierras que había descubierto, recibiendo periódicamente noticia de otros descubridores que se acercaban al descubrimiento de lo que sería el nuevo continente, después de él haber descubierto las islas.
CUARTO VIAJE. COLÓN TERMINA SUS TRAVESÍAS
Después que Cristóbal Colón pasara por el escrutinio de los Reyes Católicos, no sin quedar menguado su buen nombre, nuevamente se embarcó en la realización de otro viaje, el cuarto, que lo inicio al mando de unos 150 hombres en cuatro navíos, dos de los cuales se llamaban Santa María y Santiago. El viaje tuvo inicio el 3 de abril de 1502 saliendo del puerto de Sevilla, pasando por Cádiz el 9 de mayo y el 25 por islas Canarias. De los hombres que se embarcaron no regresarían 39, 35 que murieron en diferentes combates y 4 que desertaron en las islas.
La expedición arribó el 29 de junio a Santo Domingo, donde no les permitieron desembarcar por orden del gobernador, Nicolás de Ovando. Al día siguiente empezó la exploración por las costas, llegando a las de lo que hoy es Honduras y siguiendo por Costa Rica y Nicaragua, así como la isla de Guanaja. El 16 de octubre desembarcó en el continente, después de diez años de haber llegado a las islas del Caribe, teniendo contacto con indígenas del lago Chiriqui, donde hoy es Panamá, quienes le dijeron que a apenas nueve días estaba otro océano, información que no le importó al almirante, que iba en busca de tesoros, quizá para poder hacer las pases con la corona, que lo tenía en la picota pública, llegando a explorar el golfo de Urabá, territorio de lo que hoy es Colombia. El 18 de octubre llegaron a las costas de Veragua, partiendo de allí el 16 de abril del año siguiente.
De nuevo en el mar llegan a las Islas Caimán el 10 de mayo de 1503, islas que bautizó Islas Tortugas, por la gran cantidad de tortugas que había allí, animales que fueron usados para carne por los expedicionarios en el tiempo que estuvieron allí. El 25 de junio llegó a Jamaica donde resultaron destruidos los dos barcos que le quedaban, ya que los otros dos ya los había perdido, teniendo que enviar en dos canoas a pedir ayuda a La Española, donde se lo negaron por un buen tiempo.
Iniciando el año 1504, el 2 de enero tuvo un motín por falta de alimentos, los que consiguió, al predecirles a los indígenas que iba a darse un eclipse el 29 de febrero. El 29 de junio fueron rescatados por un barco enviado por Diego Méndez. Fueron llevados a La Española, donde llegaron el 13 de agosto. Finalmente inicia el regreso el 11 de septiembre de 1504, llegando a Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre. A su llegada a España Colón estaba muy enfermo, dirigiéndose a la Corte a solicitar que le volvieran a reconocer sus derechos, los que le fueron negados.
EL OCASO DE COLÓN
Murió el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, sin saber que había descubierto otro continente, ya que pensó siempre que todos los sitios a donde había logrado llegar era a la tierra de las Indias, lugar para donde partió en el primero de sus viajes, llegando a lo que después sería bautizado con el nombre de América. En sus travesías descubrió islas en el Caribe y además el continente americano, pudiendo ejercer el poder en las islas, principalmente en La Española, donde los indígenas, como en las demás islas, fueron sometidos al exterminio y su esclavización, incluso contra órdenes expresas de los Reyes Católicos, lo que le significó a Colón su detención, aunque posteriormente recobró su libertad y pudo seguir viajando.
El 19 de mayo, un día antes de morir, Cristóbal Colón redactó su testamento ante Pedro de Inoxedo, escribano de los Reyes Católicos, dejando como testamentarios a su hijo Diego Colón y su hermano Bartolomé, así como Juan de Porras, tesorero de Vizcaya.
Fallecido, sus restos empezaron una larga peregrinación hasta 1898 cuando fueron depositados en la Catedral de Sevilla por el conde de Venadito, después que a su muerte los hubieran sepultado inicialmente en el Convento de San Francisco (Valladolid), siendo trasladados luego al Monasterio de la Cartuja en Sevilla, y en 1542 a Santo Domingo, pero cuando la isla cayó en 1795 en manos francesas, fueron trasladados a La Habana (Cuba), y tras la independencia de la isla en 1898 fueron llevados a donde están.
Tras la muerte de Colón han sido erigidas en su memoria naciones, como la nuestras Colombia, ciudades, regiones y ríos. En Estados Unidos existe el distrito federal de Columbia donde está la capital, pero también las ciudades de Columbia en Carolina del Sur y Columbos en Ohio, así como el río Columbia. En Canadá existe la provincia de Columbia Británica. En Panamá la provincia de Colón, y la ciudad de Colón. En Argentina existen dos ciudades de nombre Colón, una en la provincia de Buenos Aires y otra en Entre Ríos. En Cuba existe una ciudad de nombre Colón en la provincia de Matanzas. En Paraguay está Puerto Colón. En Costa Rica está ciudad Colón, mientras en México existe otra ciudad Colón, y en Venezuela San Juan de Colón y en Honduras la ciudad de San Marcos de Colón. En Ecuador el archipiélago de las Islas Galápagos recibe el nombre oficial de Archipiélago de Colón.
En Costa Rica la moneda nacional es el colón, como lo es en el vecino país, El Salvador donde la moneda se llama colón salvadoreño.
En materia de obras literarias que exalten la memoria de Colón esta la obra de teatro escrita por Lope de Vega, en 1614, El nuevo mundo descubierto por Cristóbal Colón. En el siglo XX, en las primeras décadas se hicieron tres películas sobre Colón, todas tituladas Cristóbal Colón dirigidas por Vicent Lorant – Heilbronn en 1904, Emiliano Fontana en 1910 y Gérard Bourgeois en 1917. Ya unas décadas después fue proyectada la película del inglés David MacDonald Cristóbal Colón. En 1992 se estrenaron dos películas, Cristóbal Colón, el descubrimiento dirigida por John Glen y 1492, la Conquista del paraíso dirigida por Ridley Scott, ambas de escasa calidad.
OTROS VIAJES Y VIAJEROS
Los viajes de Colón no fueron los únicos. Existieron otros viajes, varios de los cuales aportaron valiosa información, y que deben de destacarse. Así un viaje lo hicieron Alonso de Ojeda y Américo Vespuccio, los que llegaron en 1499 hasta lo que hoy es Venezuela, llegando a conseguir depósitos de perlas en sus costas, lo que hizo que llevando muchas perlas al regreso a España intentaran evadir la aduana, para no pagar los impuestos que les correspondía, los que les generaría una condena por esto.
Otro viaje, también en 1499 lo hizo Vicente Yáñez Pinzón, uno de los que había viajado en el primer viaje de Colón junto a sus hermanos. Él llegó al río Amazonas, siendo el descubridor del Brasil. Su regreso a España fue el 30 de septiembre de 1500. De regreso llevó una carga de madera de palo brasil, muy cotizado por entonces. El 5 de septiembre de 1501 el rey Fernando el Católico lo nombró capitán y gobernador de Santa María de Consolación hasta la desembocadura del río Amazonas, cargo que nunca ejerció, ya que jamás volvió allí. En 1508 hizo otro viaje, llegando a la península de Yucatán, hoy México, siendo el primero en tener contracto con la cultura azteca.
Otro viajero del descubrimiento fue Pedro Alonso Niño, conocido como El Negro. Fue piloto de La Niña en el primer viaje de Colón, tras haberse formado como marino navegando por las costas de África. En el segundo viaje de Colón también tomó parte. Recibió por su participación en el descubrimiento el título de Piloto Mayor de las Indias. Para un viaje propio lo financió Luis Guerra, rico comerciante que envió en la expedición a su hermano Cristóbal. En 1499 partió para nuestro continente, llegando a la isla Margarita, donde consiguió perlas, yendo a Cumaná y punta de Araya donde descubrió unas salinas. En 1500 regresó a la península, llegando al puerto de Bayona la Real en Pontevedra. Por no pagar el impuesto al quinto real fue detenido, y enjuiciado, saliendo absuelto de la acusación. En 1502 regresó a nuestro continente, muriendo al regreso cuando un huracán hundió el barco en que viajaba.
En últimas el descubrimiento de América fue un proceso complejo, que dio inicio a la llegada de los descubridores y con ellos sus males, sus conocimientos, pero también sus ambiciones, esas que fueron la base de la destrucción de casi toda la población indígena en el continente, más la posterior traída de africanos negros como esclavos, usados como animales para duros trabajos empezando por la minería. El descubrimiento nos puso de frente al resto del mundo, sin que hoy hayamos entendido en su totalidad ese y otros periodos de nuestra historia, periodos que sin entenderlos nos impedirá entender el presente y, lo más importante proyectarnos al futuro. La historia aunque estudia al hombre en el tiempo, se ocupa del pasado para proyectar el futuro. Esa es la función que debe cumplir la historia.
De las paradojas del descubrimiento es que Cristóbal Colón, el comandante del primer viaje a nuestro continente murió sin saber que había descubierto otro continente, aunque hizo cuatro viajes a nuestras tierras, las que siempre consideró eran de la India, por lo que fueron llamadas Indias Occidentales, siendo Américo Vespucio quien a través de sus estudios cartográficos determinó que existía otro continente, hecho que le grajeó que estas tierras fueran denominadas América, en su honor, cuando podría pensarse que el continente en justicia debía llevar el nombre de Colón, como nuestro país Colombia, nombre adoptado en su honor.
[1] Cultura que existió en lo que hoy son Francia, parte de Italia y algunas islas británicas, parte de los Balcanes y algo del Asia Menor, conocida como Galatia, entre el 1200 (fin de la Edad de Bronce, y el siglo VII a. C.
[2] Es un documento expedido por la Cancillería Apostólica del Vaticano para regular un determinado tema, que llevaba un sello de plomo con una cruz en el centro y una representación de San Pedro y San Pablo, y al reverso el nombre del Papa.
[3] Listas de libros prohibidos, por supuestamente difundir un mensaje contrario a la Iglesia, que su lectura constituía herejía.
[4] Libro de La Biblia atribuida al rey Salomón, de hermosa factura literaria y amorosa.
[5] La legua es una antigua unidad de longitud que consistía en la distancia que una persona, a pie, o a caballo podían andar durante una hora. La legua abarca una distancia entre 4 y 7 kilómetros. La legua francesa medía 4.44 kilómetros, mientras la marina tenía 5.555 kilómetros. La legua se uso en la antigua Roma equivalente a 3 millas romanas, o sea 4.435 kilómetros. Esta medida fue abolida por Felipe II en 1568.
[6] Hoy la isla es un importante sitio turístico del archipiélago de las Bahamas, que tiene una población cercana a 1.000 habitantes. La isla es rica en arrecifes.