La lectura como una forma de alcanzar la liberación
César A. Luque F.
16/08/09
Leer encarna la libertad, alguien alguna vez me decía que un preso tenía una forma lícita de huir de la cárcel, esa vía era la lectura, ya que el lector echa a volar su imaginación, pudiendo reflexionar sobre su vida y su entorno, y marcar el camino que ha de seguir, como cuando se lee una buena novela. Cuando se lee a William Ospina, el lector se transporta a la época de la Conquista, viendo las vicisitudes que tuvieron que padecer nuestros ancestros después, no del descubrimiento de un nuevo mundo en 1492, sino del choque de dos mundos, el español, para el caso nuestro, y el de nuestros ancestros, los indígenas; o leyendo a José Saramago, él nos transporta a mundos llenos de imaginación, siendo esa la forma de descubrir nuestra propia realidad, para confrontarla de una manera coherente, tal como lo hace el portugués; o leer a Enrique Santos Molano nos permite ver en su dimensión a aquellos que nos han antecedido en nuestra tierra, como el caso de Historias fantásticas, donde retrata de cuerpo entero, al que considero el colombiano más importante de todos los tiempos, que no es como muchos ignorantes de la historia y realidad nacional dicen, Álvaro Uribe Vélez, sino Antonio Nariño, el verdadero germen de nuestra independencia; entre cientos y cientos de escritores.
Pero no solamente la novela nos permite liberarnos, otros géneros también lo hacen, como cuando se lee la principal obra de Indalecio Liévano Aguirre, Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia, que nos permite ver en su real dimensión parte de nuestra historia, no esa historia rosa oficial, que ha servido para que el sistema educativo tradicional levante “borregos” y no ciudadanos; o se lee a Paulo Freire que desarrolló la educación como una forma de transformar la conciencia, para que a través de ella podamos transformar la realidad, esa realidad que el sistema de poder tradicional intenta mantener incólume; Carlos Gaviria Díaz quien fue capaz de convertir las sentencias que él proyectaba en la Corte Constitucional en verdaderos tratados liberadores, convirtiendo el derecho, que muchos consideran agreste para leer en una forma de placer lector, pero a la vez de ejercicio de la ciudadanía, modelo que ahora impulsa desde la política; Petre Bellu, que en su obra El defensor tiene la palabra, desenmaraña la verdadera naturaleza del ser humano, ese que cotidianamente es juzgado de manera inmisericorde diariamente cuando se descubre un crimen, sin analizar su entorno.
Escritores muchos, que desde otra óptica nos permiten poner los pies en la tierra y la mirada en el cielo, para buscar a diario mejorar nuestra sociedad, siendo que es posible cambiar el mundo, no como los escépticos creen, que no podemos cambiar el mundo, que no hay nada que hacer, ya que para alcanzar lo posible todos los días hay que perseguir lo imposible. La lectura no nos permite dejar morir la imaginación, la esperanza, esa que es indispensable para vivir, ya que el hombre a veces puede vivir sin pan, pero no sin esperanza.
En general la lectura nos lleva a muchos mundos, dándonos herramientas para transformar el que tenemos al frente, desgraciadamente nuestra sociedad no le ha dado la importancia que tiene, no nos impulsa a leerle a los niños desde que tienen una edad tierna, saltando entonces las excusas para no leer, que los libros son muy caros, que no se consiguen, pues los grandes libros no son caros, están por allí en las librerías de segunda, baratos, no hay sino que regatear el precio, pero sobre todo en las bibliotecas, en programas como los que adelanta por todo el país Fundalectura, o para el caso de Bogotá, Bibliored que tiene un bus lleno de libros que va de barrio en barrio todos los días y además los que leemos de alguna manera más que el promedio, ese que apenas está por encima de un libro por año, podemos prestarnos los libros, eso sí, dejando atrás ese refrán que atenta contra la divulgación del conocimiento, que no se sabe quien es más bobo, si el que presta un libro o el que lo devuelve.
Ahora que se encuentra abierta la Feria del Libro en Bogotá, llegan editoriales y escritores, esta vez de México, invitándonos a leer como todos los años, pero que no es la única invitación, ya que ella apenas está abierta unos días, pero en cambio todos los días del años están abiertas las bibliotecas, como lo están esas librerías donde se encuentran libros baratos y de gran contenido, no aquellas de gran cartel, sino las tradicionales de los libreros, pero sobre todo tenemos amigos que tienen libros, que a veces guardan como tesoros pero que no leen, que podemos rotar para impulsar la creación de una nueva mentalidad, esa que nos permita cambiar el mundo, empezando por poner a funcionar nuestra imaginación, para bajar lo que imaginamos a la realidad. Prometo devolver los libros que me han prestado y muchos de los cuales me han servido para poder escribir este artículo y espero me presten más, para seguir escribiendo y mejorando lo escrito.
No quiero terminar sin exaltar a quienes escriben en diferentes géneros actualmente como Alfredo Molano, Laura Restrepo, Patricia Lara, Juan Gabriel Vásquez, Juan Carlos Botero, Fernando Dennis, Aurelio Suárez, Jorge Enrique Robledo, Francisco Amín, Mauricio González, Daniel Samper Pizano, Eduardo Posada Carbó, Iván Cepeda, Jorge Orlando Melo, Juan Camilo Restrepo, Oscar Collazos, Julio César Londoño, Javier Darío Restrepo, Renán Vega, Mario Aguilera, Reinaldo Botero, Rodolfo Arango, Francisco Cajiao, Vlado, Olga Behar, Ulises Casas, Gonzalo España, Francisco Leal, Hernán Alejandro Olano, Yesid Reyes, José Gregorio Hernández entre cientos y cientos.
NOTA 1: Es monstruoso que la EPM haya empezado a usar tarjetas prepago en los servicios públicos, para no tener cartera y para que solamente tengan servicio aquellos que paguen primero. Ese modelo empezó en África. ¿Hasta cuando tanta ignominia de estos mercachifles de las necesidades de los colombianos?
NOTA 2: Es miserable lo sostenido por el ministro de Relaciones Exteriores en el Consejo Comunal de rendición de cuentas, que es culpa de la madre y la víctima de violación de soldados estadounidenses en la base de Tolemaida que no hayan sido castigados, cuando el gobierno les ha dado patente de corso para que hagan lo que quiera en nuestra tierra y sobre los colombianos, impunemente. ¡Que vergüenza!