En 1931 el facismo le tomó juramento de fidelidad a los 1200 profesores que tenía Italia, únicamente 12 se negaron a hacerlo. Salvaron el honor de Italia.
César A. Luque F.
03/10/09
En estos días ojeaba una columna de Umberto Eco, en la que defendía la libertad de prensa, donde entre sus argumentos presentaba un hecho de la historia de Italia, que me demuestra que no importa que seamos pocos los que queremos que nuestro país se libere del actual régimen, el liderado por Álvaro Uribe Vélez y los que son afines a sus intereses, entre ellos los principales políticos y paramilitares del país. El escritor cuenta que en 1931 fueron llamados a jurar fidelidad al régimen de Benito Mussolini todos los profesores universitarios, que en total era 1200, de ellos apenas 12 se negaron a jurar fidelidad al régimen que después llevaría al país a la ruina. Esos doce fueron despedidos, pero salvaron el honor de la universidad y del país en general. De los otros, algunos sostuvieron que juraron para poder seguir enseñando a los jóvenes italianos, argumentos usados por cobardes para pasar de “agache”, igual que pasa ahora, cuando muchos dicen ¿para qué nos oponemos al gobierno de AUV?, siendo que somos unos pocos, pero no, la diferencia está precisamente en eso, que deben existir algunos que marquen el camino y sean capaces de pagar el precio que significa el cambio.
Ejemplos, muchos. También en Alemania hubo casos parecidos. Berthol Breth, dramaturgo alemán se opuso al régimen nazi, llamando la atención de la sociedad alemana, la que no se detuvo a escucharlo pero que después le dio la razón, cuando ya se habían producido más de 50 millones de muertos, entre rusos, negros, judíos, homosexuales, polacos, húngaros, alemanes, italianos, japoneses y de otras nacionalidades. Cuantas muertes y cuanta barbarie la humanidad se hubiera podido ahorrar. Así nuestro país se puede ahora ahorrar infelicidad, crujir de dientes, crímenes, miseria, pobreza, indigencia, si logramos salir del régimen político – paramilitar que actualmente nos gobierna.
El camino no estará bañado de fragancias, ni de pétalos de rosa, por el contrario será duro, más de lo que ya lo es, pero con temple, compromiso, decididos a buscar una Colombia con justicia social podemos hacerlo, podemos cambiar la dura realidad que vivimos, esa donde gran parte de la población colombiana está en la más absoluta pobreza, pero además millones están en la indigencia, las calles de la grandes ciudades, y aún de las medianas y las pequeñas, sirven hoy de sitio para dormir a miles, esos que a veces miramos con desden, cuando no con desprecio. Niños son abandonados a diario, golpeados, violados, explotados, sin que el ICBF diga esta boca es mía. Los gobernantes en forma indolente malgastan los pocos recursos con que cuenta el Estado, no es sino ver el programa de “Agro Robo Seguro”, que manejaba alias “Uribito” y hoy lo hace con mayor cinismo su sucesor, Andrés Fernández que para defenderse esta semana enlodó a dos compañeros de gobierno, a Hernando Carvallo, Presidente del Fondo Nacional del Ahorro y Néstor Díaz alto funcionario de la DIAN, quienes al parecer si fueron beneficiados pero con préstamos, es decir, deberán pagarlos. Eso es muy diferente a las grandes sumas que estaban regalando a reinas y otros.
La desfachatez de quienes gobiernan el país no tiene límite, me hace recordar, que cuando en 1903 le fue reclamado al presidente golpista, José Manuel Marroquín por la perdida de Panamá a manos de los EE.UU., contestó, pero por qué me reclaman, “si me entregaron un país y yo les entrego dos”. Esos han sido y siguen siendo, eso sí, menos letrados, nuestros gobernantes.
Colombia que es un país privilegiado en cuestión de recursos naturales renovables y no renovables, los que a diario son duramente atacados; de gozar de una envidiable posición geográfica; de talento humano, el que se desperdicia por falta de oportunidades, en fin posee ventajas que otros países no tienen, pero ellos no tienen la plaga que nosotros tenemos, de la que debemos sacudirnos, aunque sea un camino largo, la clase política tradicional, esa que ha saqueado las arcas del Estado, que a punta de fusil han logrado salir elegidos en diferentes puestos públicos, que se han rotado y se rotan los cargos con sus familiares y cómplices impunemente. A esa clase política que en su visión miope impide el desarrollo y el progreso de nuestra sociedad, el pueblo la debe arrinconar hasta someterla, si queremos salir adelante, de otra forma nuestro país se convertirá en un país inviable, si es que ya no lo es. En marzo se da la primera oportunidad de hacerlo, no votando por esos representantes de esa clase política, ni de los familiares que pretenden reemplazar a los políticos vinculados con el paramilitarismo que están o estuvieron presos en La Picota, gozando, para desvergüenza del sistema carcelario de condiciones especiales, de las que carecen los demás presos.
Nota: RCN y CARACOL comprometidos con la culturización del país están presentando dos novelones: El Capo y Las Muñecas de la mafia, empeñados como están en convertir a los traquetos, los sicarios y otras especies en los modelos que siga la juventud. Algún día habrá que hacer un juicio a los medios de comunicación por el daño que le vienen haciendo al país.