En un mundo a veces tan cruel, siempre nos hará falta leerlos
César A. Luque F.
24/01/11
Jairo Aníbal Niño (69 años) y María Elena Walsh (80 años) se adelantaron, acabaron el cuento, preciso cuando se hace más necesario leerlos, para afinar nuestra imaginación, esa que tanto necesitamos para construir un mundo justo. De ella los argentinos están orgullosos, oyendo siempre Manuela la tortuga: “Manuelita vivía en Pehaujó, pero un día se marchó. Nadie supo bien por qué, a Paris ella se fue, un poquito caminando y otro poquitito a pie”, lo que no pasa con Jairo Aníbal, al que pocos colombianos conocemos, pero menos leen.
María Elena era una de las importantes escritoras argentinas, de quien su editora Fernanda Maquieira dijo: “Cambió la literatura infantil en toda América Latina, cambió la manera de ver la infancia y de mirar a los niños, con una actitud nada condescendiente, sino respetuosa e inteligente”.
Su carrera la inició estudiando bellas artes. Hizo teatro y canción folklórica. A los 17 años publicó “Otoño Imperdonable”, obra elogiada por Jorge Luis Borges y Juan Ramón Jiménez. Sus canciones han sido cantadas por otra argentina gigante, Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat. Susana Rinaldi de ella dijo: “María Elena formó a muchas generaciones en una percepción determinada de la sociedad gracias a sus libros y canciones. Ella siempre guardaba una distancia de respeto con los nenes. Le impresionaba la naturaleza humana”, y Leopoldo Brizuela a su vez dijo: “Fue un ser libre que hizo lo que quiso en cada época de su vida y nunca lo que se esperaba de ella”. Sus canciones fueron prohibidas por la dictadura. La muerte la sorprendió cuando estaba molesta con la pobreza del lenguaje de niños y jóvenes, diciendo: “La vida es muy triste sin diccionarios”. Otras de sus obras son Serenata para la tierra de uno, Como la cigarra y Oración a la justicia.
Mientras tanto Jairo Aníbal, nacido en Moniquirá, incursionó en las artes plásticas, como miembro del grupo de pintores La Mancha, actor, director de teatro, titiritero, dramaturgo, profesor universitario y escritor infantil. Sus obras de teatro son El golpe de Estado, El monte Calvo, Las bodas del hojalatero y El baile de los arzobispos, guiones para cine Efraín González y Manantial de las fieras. Obras infantiles son Puro Pueblo, Toda la Vida, Zoro, De las alas caracolí, Dalia y Zazir, Razzgo, Indo y Zaz y la más hermosa, La alegría de querer y Preguntario, traducidas al inglés, portugués, francés y alemán. Hizo parte del Teatro Libre de Bogotá, y fue director de la Biblioteca Nacional. Sobre la vida dijo: “Los seres humanos maravillosos viven un cuento, la muerte es el final del cuento”. Sobre cómo empezó a escribir decía: “No teníamos un centavo, pero soñábamos con ediciones universales, hasta que uno de los miembros dijo: “Mi mamá tiene un taller donde sacan copias”. Entonces fraguamos hacer viajes por las noches a esa oficina, hacer el libro y con las ventas pagar a la señora. Lo comenzamos a vender en cafeterías y parques. Le pagamos a la señora como a los dos o tres años”.
En la Violencia su familia dejó Boyacá para irse a Bucaramanga, donde conoció el mundo que lo rodeaba, del que decía: “Y fui amigo de los taxistas, de los pilotos, de las puticas, de los choferes, de los lustrabotas, es decir, de la gente honorable de la ciudad”. Fue ayudante de camión y marinero. Sobre su vida un periodista escribió “Este man es un cuento”. Entre quienes protagonizaban sus obras estaban los obreros, los campesinos, los estudiantes que buscaban justicia y libertad, demostrando que las letras son otro medio de transformación social. Siempre criticó las desigualdades. En su imaginación, todos éramos iguales, lo que motiva a seguir luchando para que así sea.
Lo conocí cuando casi fue lanzado de su casa en el centro de Bogotá por Renovación Urbana bajo la amenaza de expropiación, para construir un supuesto Centro Cultural Español, que no han construido. Ningún funcionario de esa institución reconocía su valor, ese que todavía le estamos debiendo. Veamos algunos fragmentos de sus obras.
JAIRO ANÍBAL NIÑO EL ENEMIGO VERDADERO… Un día me encontré cara a cara con un tigre y supe que era inofensivo. En otra ocasión tropecé con una serpiente cascabel y se limitó a hacer sonar las maracas de su cola y a mirarme pacíficamente. Hace algún tiempo me sorprendió la presencia de una pantera y comprobé que no era peligrosa. Ayer fui atacado por una gallina, el animal más sanguinario y feroz que hay sobre la tierra. Eso fue lo que le dijo el gusanito a sus amigos. COMO NO ME VAS A QUERER Cómo no me vas a querer, si soy un bombero heroico, que acaba de salvar a un gato, al que se le incendiaban seis de sus siete vidas. Cómo no me vas a querer, si soy el capitán de la nave que se posa suavemente, en una América del sur de un planeta lejano. Cómo no me vas a querer, si acabo de ganar -por amplio margen- la Vuelta a Colombia en bicicleta y el Tour de Francia. Y definitivamente, cómo no me vas a querer, si soy capaz de soñar todos los sueños, incluso el más lindo de todos: soñar que tú me amas. ME HACES UN FAVOR ¿Me haces un favor? ¿Qué clase de favor? ¿Quieres tenerme mis avioncitos durante todo el recreo? ¿Durante todo el recreo? Sí, es que tú eres mi cielo. | MARÍA ELENA WALSH EL REINO DEL REVES Me dijeron que en el Reino del Revés, nada el pájaro y vuela el pez, que los gatos no hacen miau y dicen yes, porque estudian mucho inglés. Me dijeron que en el Reino del Revés, nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres. Me dijeron que en el Reino del Revés, cabe un oso en una nuez, que usan barbas y bigotes los bebés, y que un año dura un mes. Me dijeron que en el Reino del Revés, hay un perro pekinés, que se cae para arriba y una vez no pudo bajar después. Me dijeron que en el Reino del Revés, un señor llamado Andrés, tiene 1.530 chimpancés, que si miras no los ves. Me dijeron que en el Reino del Revés, una araña y un ciempiés, van montados al palacio del marqués, en caballos de ajedrez. Vamos a ver como es el Reino del Revés. SEPA POR QUÉ USTED ES MACHISTA Porque su mamá es una santa, por lo tanto las demás mujeres son unas brujas. Porque su mamá es una bruja, por lo tanto las demás mujeres también. Porque no tiene mamá y no consigue quien lo mime. Porque en realidad le gustan más los hombres, aunque no ejerza. Porque teme que las mujeres «pierdan la femineidad», cosa imposible de perder, salvo que usted llame así a cosméticos y pilchas. Usted puede ser hombre o mujer, el machismo tampoco es cuestión de genes: poca gente más machista que algunas mujeres, sólo que ellas lo son por instinto de conservación, por despiste, por imitar a los hombres, por comodidad. Usted también lo es por todas estas razones pero además porque se cree superiorcito. (fragmento) |