«Ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar»
Cuando alguien quiera estudiar el movimiento obrero español, obligatoriamente debe referirse a Marcelino Camacho, su dirigente más importante, cuya vida es un ejemplo de austeridad, coherencia, resistencia, compromiso, en suma, de lucha por los intereses de los trabajadores, a esos que dedicó su larga vida de 92 años, sin sacar ninguna ventaja para él, o los suyos.
Nacido en 1918 en una familia de ferroviarios, dejó esta tierra en el 2010, tras participar en los hechos más relevantes de la historia ibérica del siglo XX, la Guerra Civil Española (1936 – 1939), la dictadura de Franco, y la vuelta a la democracia, tiempo en que padeció cárcel, persecución y hasta olvido.
Desde joven dedicó su vida a la lucha. A los 17 años se afilió al Partido Comunista de España (PCE) y a la Unión General de Trabajadores (UGT) a la que perteneció hasta 1950. En la guerra hizo parte del Ejército Popular de la República. Fue apresado, escapando en 1941. Se exilió en Argelia donde lo capturaron los franceses, siendo en el exilió donde conocería a la que se convertiría en su inseparable compañera, Josefina Samper. Sirvió a la Marina francesa volviendo a España en 1957. Se hizo miembro de la Oposición Sindical Obrera (OSO) que años después se convertiría en Comisiones Obreras (CC.OO.), confederación obrera que fundó junto a Julián Ariza. Su carnet es el No. 1 de CC.OO.
Antes de fundar CC.OO. hizo parte del proceso 1.001, por el que fue condenado a 20 años de prisión, condena que luego se redujo, estando preso nueve años en la Cárcel de Carabanchel. Quedó libre tras la muerte del dictador en 1976. Al recobrar su libertad pronunció la frase que lo identifica: “ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar”.
Fue secretario general de CC.OO. desde su asamblea de delegados en Barcelona el 12 de julio de 1976 y hasta 1987. También fue diputado por Madrid en 1977 y reelegido en 1979, cargo al que renunció por no estar de acuerdo con las normas aprobadas por el Parlamento, con el apoyo del PCE. De la Constitución Política de 1978 criticó la “Ley de Hont”, forma para elegir a los gobernantes, con la que se afectaba a los partidos minoritarios.
Fue presidente de CC.OO. entre 1987 y 1996, siendo secretario Antonio Gutiérrez. En 1985 dirigió una huelga contra el gobierno del PSOE, oponiéndose al año siguiente al ingreso de España a la OTAN. En el VI congreso de la organización sindical a finales de los 90´s las mayorías los expulsaron, cuando el sindicato viraba hacía el gobierno de Felipe González, con lo que no estaba de acuerdo Marcelino. Así se impuso la burocracia sindical en el manejo de la principal organización de trabajadores en España, por 571 votos en su contra, 366 a favor, 43 abstenciones, 12 votos en blanco y 3 nulos.
Hizo parte de Izquierda Unida (IU), de la que hace parte el PCE, partido que querían liquidar quienes lo expulsaron de CC.OO. Así como en su vida siempre estuvo presente la coherencia y la resistencia, otro rasgo de su actuar sindical fue la austeridad, ya que durante muchos años tras salir de la cárcel, vivió en el barrio Carabanchel, cerca de la cárcel, donde Josefina había fijado su domicilio, para poderlo visitar cada semana. De allí se tuvo que trasladar por la falta de ascensor, cuando su salud flaqueaba, pasándose a vivir con su Josefina, su compañera por más de sesenta años, a Majadahonda.
En CC.OO., tras años de su salida, en 2008 le brindaron un evento de homenaje, donde bautizaron el auditorio de la organización sindical con su nombre. En el 2010 a su funeral asistieron miles de trabajadores, despidiendo a su camarada, un hombre integro, derecho, que no se dejó domar, doblegar, ni domesticar, que mantuvo siempre su espíritu de lucha.
Hoy, en octubre de 2023, la casa natal de Marcelino fue vandalizada en La Rasa, una pequeña localidad de la provincia de Soria, por quienes siguen despreciando su lucha, porque con su comportamiento coherente siempre demostró, que él y Josefina tenían razón, representando dignamente los intereses de los que con sus manos y su inteligencia, construimos todo lo bueno que hay en el mundo, los trabajadores.
Hoy el secretario de CC.OO. Unai Sordo, ante el aleve atentado, dijo: “No pudisteis con él tras un genocidio y 40 años de represión. Menos vais a poder mancillar la memoria de -este si- un padre de la democracia española”.
