POR INDUSTRIA Y EMPLEO NACIONALES, NO AL TLC CON COREA

Los TLC nos llevaran a tener productos tan baratos que no podremos comprar por falta de trabajo. Industria produce empleo y desarrollo, comercio no. 

César A. Luque F.

24/01/12

Desde diciembre de 2009 el gobierno nacional viene negociando un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea del sur, un país que durante las últimas décadas ha tenido un amplio desarrollo, llegando a consolidarse en el mundo como la economía decimotercera, a partir de la toma de decisiones políticas en la segunda mitad del siglo XX, de industrializar al país, educar a su población y desarrollar el agro, usando medidas proteccionistas que han dado resultado, medidas que nuestros gobiernos no han querido adoptar, para poder saquear el país desde que en 1819 nos independizamos definitivamente de la Corona española, pasando entonces a depender económicamente en el siglo XIX de Inglaterra, a partir de los empréstitos recibidos, dependencia que paso a ser de EE.UU. en el siglo XX, después de la Guerra de los Mil Días (1899 – 1902) y la pérdida de Panamá en 1903 a manos del gobierno gringo.

Por ese TLC se intenta abrirle las puertas, sin aranceles a básicamente cinco transnacionales coreanas, que ya venden hoy sus productos en Colombia, pero pagándolos (impuestos para ingresar al país), que son Hyundai y su derivada Kia, Daewoo, Samsung y LG, que quieren introducir al país sus productos sin impuesto alguno, lo que les permitiría invadir el mercado de los automóviles, los electrodomésticos, la tecnología, los textiles, el calzado y cables, contra los intereses de quienes aquí producen los mismos productos, dando empleo, desarrollando al país. De permitirse la firma y práctica del TLC quedaran en peligro las industrias y los empleos de esos sectores.

Se dice que Colombia debe suscribir TLC con otros países, dizque para poder exportar nuestros productos, pero eso es mentira. Como dice el dirigente gremial Gustavo Castro, Colombia ha suscrito 42 acuerdos comerciales, 9 de ellos TLC con diferentes países, sin que hasta el momento haya podido exportar un kilo de carne, ni un litro de leche, lo que además no se vislumbra a corto plazo. En cambio esos países si nos han empezado a invadir de productos cárnicos y lácteos, generando competencia desleal, que afecta sobre todo a pequeños campesinos. Hasta el 31 de diciembre pasado se han importado 25.000 toneladas de carne por más de US$ 50 millones y las exportaciones han sido cero, entre otras cosas por las estrictas barreras fitosanitarias que en el mundo existen, para proteger los productos nacionales, de las que carecemos en Colombia, siendo en varias cosas caneca de basura.

En el sector automotriz el TLC pone en peligro alrededor de 30.000 empleos directos, que incluyen los trabajadores de las tres ensambladoras Colmotores, Toyota – Renault y Compañía Colombiana Automotriz (CCA), y empresas de partes como Yazaki Ciemel, A y G, para nombrar algunas, más unos 150.000 empleos indirectos, porque esas empresas no podrían competir con los productos coreanos. Como tampoco podrán competir los sectores de los electrodomésticos como Mabe, Challenger y Haceb, ni otros sectores más, bajo la promesa que podremos exportar a ese lejano país muchos productos, lo que es mentira. Los productos que podemos exportar en serio, ya los exportamos, como café, carbón, ferroníquel, flores y chatarra, todo sin TLC.

Mientras tanto Corea trae vehículos, textiles, electrodomésticos, productos todos de gran importancia en la vida moderna, que de abrirles completamente la puerta, sin aranceles, arrasaran la producción nacional, como lo han venido haciendo los alimentos importados, desde que César Gaviria y Rudolf Hommes hicieran la apertura económica, esa de la que no se avergüenzan, pero además el pueblo no se acuerda, permitiéndoles todavía posar de conocedores, y hasta líderes políticos, que ya perfilan a sus poco inteligentes hijos para que los reemplacen. Es que en el 2002 cuando llegó al poder, el más nefasto presidente que hayamos tenido, además usurpador del poder en el 2006 por medio de una reelección comprada, importábamos 4.5 millones de toneladas de alimentos, importaciones que ya llegaron el año pasado a 11 millones. El colmo es que estamos importando papa, café, cebolla y otros productos que antes producíamos y hasta de los que nos enorgullecíamos. ¡Qué atraso!

Contrario al deseo de firmar un TLC totalmente leonino, con Venezuela el gobierno suscribió un acuerdo comercial que permite el intercambio con el hermano país de 4.800 productos sin aranceles, 1.800 venezolanos y 3.000 de origen colombiano. Es hacía el bloque americano, sin EE.UU. y Canadá que debe mirar el gobierno, para entre otras cumplir el mandato constitucional de buscar la unidad Latinoamericana y del Caribe, donde existen economías similares, excepto obviamente, pero como líder regional, Brasil, ya sexto entre las grandes potencias mundiales, demostrando que un país si se puede industrializar. Eso le permite exportar aviones a EE.UU., luego que en ocho años el sindicalista Lula Da Silva y su Partido de los Trabajadores sacaran de la pobreza a 30 millones de brasileros, subiendo el salario el 200%, lo que fortaleció el mercado interno, incluyendo la creación de varias universidades públicas, presentando un proyecto de país a largo plazo. El fortalecimiento de su mercado interno se fundó en que cuando un trabajador gana más, compra más, lo que hace que las empresas requieran producir más, para lo cual deben contratar más personal. Así el alza de salarios fomenta el empleo, contrario a lo que se pregona aquí por la clase dirigente, que ni tiene clase, ni dirige.

Con el fin de defender y proyectar la ampliación del sector industrial y del empleo nacionales, es que se ha creado la Coalición Nacional No al TLC con Corea, integrada por trabajadores, sindicalizados y no sindicalizados, industriales, estudiantes, académicos, y políticos sobresalientes de diferentes corrientes ideológicas, todos los que no estamos dispuestos a permitir que se siga entregando el país a intereses foráneos, o de personajes oscuros que sólo persiguen dinero a manos llenas, sin importarles que la gran mayoría de nuestra población se está sumiendo en la más miserable pobreza, en un territorio lleno de posibilidades de salir adelante, con abundantes recursos naturales que los gobiernos nacionales vienen malgastando. Pero para eso necesitamos de su decidida participación, no de otra manera le podremos garantizar una nación digna, decente, libre y soberana a las nuevas generaciones, sus hijos, sus nietos, sus sobrinos. Bien vale la pena el esfuerzo.

NOTA: Buen trabajo el que cumplen los compañeros Alexander López senador del POLO y el presidente de Sintraemcali, Jorge Vélez de gira en busca de que el vicepresidente no sea elegido director de la OIT, con lo que se ocultaría la situación laboral del país, que es grave.

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