Caja de Compensación COLSUBSIDIO persigue a quienes hicieron sindicato
César A. Luque F.
12/06/11
En la década de 1950 fueron creadas, a iniciativa de los trabajadores las cajas de compensación familiar. El primer antecedente está en la convención colectiva firmada entre los trabajadores y la Empresa Ferrocarril de Antioquia en 1949, donde quedó pactado que la empresa pagaría 3 pesos de subsidio al trabajador por cada hijo menor de 15 años. Así en 1954 en Medellín la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) antecedente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) aprobó la creación de las cajas, con aporte de los trabajadores, lo que finalmente no ocurrió. En ese mismo año la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) sugirió al gobierno su creación.
La primera Caja fundada fue la de Antioquia COMFAMA, el 30 de junio de 1954. En 1957 se hizo obligatoria la fundación de cajas en el ámbito departamental, para que pagaran el subsidio familiar, pero además les prestaran a los trabajadores de menores ingresos, servicios que les permitieran mejorar su nivel de vida. Para suplir los costos se estableció que los empleadores mensualmente debían aportar el 4% del valor de sus nóminas.
En 1957 la ANDI creó en Bogotá la Caja Colombiana de Subsidio Familiar (COLSUBSIDIO), la que en 1962 abrió servicios sociales, especialmente en salud, mercadeo, educación, vivienda, recreación y crédito de fomento, fundando en 1972 el supermercado de la Calle 26, la Pinacoteca y la Librería de Arte, Caja que se ha destacado por ser manejada de manera excluyente. Es así como desde el 15/02/1989 está dirigida por Luis Carlos Arango Vélez, sucesor de Roberto Arias Pérez. Esta Caja con la entrada en vigencia de la nefasta ley 100 de 1993, junto a CAFAM crearon la EPS Famisanar, y se convirtió en accionista del fondo Protección S.A., siendo a partir de la vigencia de la ley 789 de 2002 responsable del pago del subsidio de desempleo, debiendo participar en proyectos de vivienda para los más necesitados.
Hoy para cumplir todas sus tareas cuenta con una planta de personal de alrededor de 10.000 trabajadores, los que nunca han podido organizarse en un sindicato que defienda sus intereses, contando ya con tres procesos fallidos en tal sentido, que ha tenido como resultado el mismo, el despido de quienes han osado crear una organización sindical.
Actualmente los trabajadores de COLSUBSIDIO pasan una vez más por un proceso de persecución que busca impedir que en esa Caja se cree un sindicato. A comienzos de abril 27 trabajadores decidieron crear el sindicato SINTRACOLSUBSIDIO, pensando que serían tratados con respeto, llevándose la sorpresa, que apenas la empresa se enteró de su creación, despidió a 22 de los fundadores, en Paipa (Boyacá) y Bogotá, pero además también salió de 13 trabajadores más que posiblemente se irían a unir a la organización. Ante tamaño atropello los fundadores, precariamente asesorados por miembros de la Confederación General del Trabajo (CGT), que más parece defienden los intereses de los poderes en Colsubsidio, que a sus trabajadores, pusieron una queja ante el Ministerio de la Protección Social, que se ha dedicado a adelantar un trámite vergonzoso, que más parece un escrutinio al porque unos trabajadores se atrevieron a hacer un sindicato, que a proteger sus derechos.
Habiendo dejado la tutela de la central que ahora hace parte del gobierno, se acudió a la bancada del Polo Democrático Alternativo en el Congreso, la que ha estado presta a contribuir con su apoyo, liderados por el senador Jorge Robledo y el representante Iván Cepeda. Los trabajadores han hecho mítines en varios supermercados Colsubsidio, además de intentar la acción de tutela para buscar el reintegro de los despedidos, estando algunas pendientes de fallo, habiendo obtenido solamente una favorable, proferida por el Juzgado Primero Promiscuo de Paipa, que ordenó el reintegro del fiscal del sindicato, Rodrigo Vargas, quien ya labora desde hace unos días en los Hoteles de Colsubsidio, bajo la mirada vigilante de la administración.
Pero el despido no fue el único acto hostil de que han sido víctimas los trabajadores, sino también las amenazas de muerte, las que puestas en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación, pasado más de un mes y medio nada ha hecho, mientras que ante una denuncia de supuesta falsedad al conformar el sindicato en lo referente a la celebración de la asamblea de fundación, contra los miembros del sindicato ya les llegó una citación a interrogatorio, como si fueran delincuentes. Que diferencia en el trato por parte de la Fiscalía General de la Nación, que no le interesa investigar las amenazas debidamente documentadas, pero si convertirse en una forma de intimidar a quienes pueden llegar a organizar a los trabajadores de esa caja, para denunciar los actos de corrupción que se presentan, incluyendo altos directivos que gastan recursos de la entidad a manos llenas, estilo mafioso.
Y se atreven la Procuraduría General de la Nación, el Gobierno y la CGT a decir que en Colombia los sindicalistas están protegidos, cuando el año pasado fueron asesinados 50 sindicalista, que son el 55% de los asesinatos de sindicalistas en todo el mundo, mientras los traidores de la clase trabajadora, Angelino Garzón, Julio Roberto Gómez y otros son capaces de preocuparse no por los trabajadores, sino porque los EE.UU. les firmen el TLC que traerá más pobreza al país, país que ya cuanta con 46 millones de habitantes, de los cuales más del 18% están en la indigencia y más del 48% en la pobreza.
En ese penoso panorama el Gobierno trajo al Secretario de la ONU para que avalara la engañosa ley de víctimas, a cambio de que Santos le prometiera el voto para su próxima reelección, mientras víctimas, desplazados, sindicalistas, trabajadores, desempleados, pobres, afrocolombianos, indígenas, informales, mujeres y niños son atropellados diariamente, sin que importe mucho.
Pero hay que decirlo, no sólo Colsubsidio ataca a los sindicalizados, ahora en asocio de la Fiscalía General de la Nación, sino que también lo hacen la Sociedad Portuaria de Morrosquillo y Alpina S.A. buscando que los recién afiliados al sindicato lo dejen, bajo la presión del despido. Viendo lo que pasa, no podemos dejarnos engañar por los modales de Santos, que viene haciendo aprobar normas más peligrosas que su antecesor, usando el adagio que dice que más vale maña que fuerza.